capítulo 1 cuatro centímetros de problema
Como en todo cuento decente siempre las
historias comienzan con, había una vez, pero este no es cuento normal donde el
príncipe gana pese a todas las adversidades obteniendo el amor de su vida y el
esperado vivieron felices por siempre, no…Esta es la vida real donde nada es
fácil, he aquí mi triste historia, una que contare para desahogarme de mi mala
suerte, desde el inicio de la existencia cada ser mágico licántropos, elfos,
brujas, vampiros, etc. anhela encontrar
a la otra mitad de su alma, desde que tenemos conocimiento de los compañeros y sin
duda yo no era la excepción, soñé con ese momento y lo imagine reviviéndolo en
mi cabeza una y otra vez, yo diría: —hola, tú eres la parte que complementa mi
corazón y el me respondería desde hoy y para siempre nunca estaremos solos
porque nos complementamos mutuamente, ese era el ideal, la ilusión, mi sueño. Jure
que no me importaría si fuera una chica o un chico mi corazón siempre le
pertenecería.
sin embargo, nunca en mis remotas fantasías, llegue
ni si quiera a imaginar que mi compañero tendría cuatro centímetros de altura,
un hada que para colmo me temía, como si fuera el monstruo bajo su cama. Todo
fue una sorpresa, no en sí que fuera un hada, porque los vampiro siempre tenemos
una pista, la adicción a cierta sangre nos indica que será nuestro compañero,
con lo que no contaba era con su temor, sé que los vampiros podemos vernos aterradores,
pero solo es apariencia, muy en el fondo somos buenas personas, aun cuando
estemos tratando de encajarle el diente a todo aquello que llame nuestra
atención, que por cierto yo no soy uno de esos mal educados, yo tengo respeto,
siempre pido permiso y si no lo tengo ya pueden imaginarte el resto, sé que no
soy ningún santo…pero, como iba diciendo, mi triste historia comenzó cuando
vislumbre su linda carita en la cafetería y lo supe, su floral aroma, los
latidos de mi corazón, fue amor a primera vista, sin embargo, cuando estuve a
su lado pude ver mi problema, mi pequeño problema, literal, con mi 1.90 como se
suponíamos que estaríamos juntos, quería morderlo para reclamarlo, pero como
podía cuando mi compañero era de 4 cm y si lo intentaba podría matarlo de una
mordida, siempre recordare sus palabras.—“quédate con todo mi dinero, pero no
me hagas daño” había dicho entre sollozos, dejando veinte dólares en la mesa al
huir, haciéndome sentir como un vil brabucón cliché. Desde ese día ha pasado
toda una semana y cada día que pasamos separados sentía mi corazón siendo
estrujado dolorosamente por su indiferencia (…)
El aleteo de unas pequeñas alas aumento conforme
el latir de un corazón acelerado, Fay era un hada asustadiza y a pesar que la
noticia de que iría a la escuela le había caído como un balde de agua fría,
cuando sus padres se lo comentaron, trato de ver el lado bueno. Diciéndose que
no podía vivir para siempre en el desván de su casa ocultándose de todos, pues
eso solo lo convertiría en un patético mantenido que le tenía miedo hasta a su
propia sombra, Fay quería ser valiente, se motivó durante semanas, tomando
valor, sin embargo, jamás contó que justo en su primer día de clases, sería
acosado por un temible y enorme Vampiro llamado Bram. El vampiro según las
malas lenguas tenía cierto fetiche por
andar mordiendo a cualquier persona que considerara mínimamente interesante y para
su mala fortuna al parecer había llamado su atención, con miedo sus alas revolotearon
nerviosamente contemplando con terror el murciélago muerto en su pupitre, preguntándose
si aquello era una declaración de guerra.
Dirigió su mirada al vampiro, sentado tres
asientos atrás suyo y como siempre esté lo estaba observaba con una pasión que
no supo describir, odio, hambre u otra cosa, no sabía y el no saber aterraba, preguntándose
constantemente qué era lo que había hecho para convertirse en el centro de
atención de Bram, sin embargo, aquello no tenía una respuesta y para empeorar el
vampiro al percatarse que Fay lo estaba viendo, con una sonrisa que mostraba sus temibles
colmillos, se levantó de su pupitre dirigiéndose a él, Fay temblando hizo lo que siempre hacía, huir.
Llorando voló a toda prisa siendo perseguido
por aquel monstruo temible que parecía estar empecinado en morderlo, si lo
conseguía Fay estaba seguro que no quedaría mucho de él para reconocer, cuando entregaran
su cadáver a sus padres.
—¡por favor detente solo quiero hablar, juro
que no te hare daño!
—¡WHAAAAAA!!! ¡ALÉJATE DE MI! —lloró sin
importarle la burla de todos los presentes observaban aquel show, voló con una
velocidad que muy pocas veces mostraba debido a su pereza y al llegar a los
jardines del instituto, se detuvo mirando como el vampiro se detenía
estrepitosamente.
Era bien sabido que en la escuela donde
estudiaban tenía un hechizo mágico que protegía del sol a los vampiros, pero
dicha protección aún no había sido implementada en el exterior, el vampiro al
ver como su presa se escaba a un lugar inaccesible para él suspirando resignado
con un puchero procedió a sollozar acosándolo a la distancia, causando en Fay
cierto desconcierto, pues aún no podía comprender porque a muchos vampiros les
encantaba asistir a clases durante el día si eran débiles al sol, pero en esta
particular y rara escuela para seres mágicos nada era extraño o bizarro, las
escuelas draíochta como habían sido nombradas habían sido creadas con el fin
que diferentes especies mágicas convivieran en paz y aprendieran cómo
comportarse con los humanos, que por ahora eran indiferentes a sus existencias,
manteniendo de este modo el gran secreto por más de 1000 años.
según las antiguas leyendas antes los humanos y
paranormales convivían en perfecta armonía, pues eran neutros ante las
problemáticas mágicas, sin embargo, esto no era del todo cierto ya que algunos
humanos aprovechando que los paranormales tenían constantes guerras entre
ellos, secuestraban, torturaban y hasta mataban a seres paranormales por
encargos de clanes contrarios, obteniendo grandes recompensas mágicas y conocimientos
que después usarían en contra de los paranormales, por lo que la paz que se
tenía con los humanos fue quebrantada cuando ellos decidieron declarar la
guerra, en ese momento, producto de las constantes guerras entre clanes lo paranormales
eran superados en número y poder, todos fueron perdiendo y siendo esclavizados,
pero antes de ser totalmente derrotados, un brujo. El rey de todos los
aquerarles, realizo un hechizo poderoso que borro todos los recuerdos que los
humanos poseían de los paranormales, a excepción de un grupo limitado de
personas que poseían protecciones mágicas y pese a que ellos recordaban nuestra
existencia, no sirvió de nada que intentaran contarles a los otros humanos, pues
el hechizo provoca desinterés y escepticismo en el tema. Tiempo después fueron creadas
las escuelas draíochta para instruir a todos en el arte de pretender ser
humanos y defenderse de los cazadores, todo mundo parecía tomarse el asunto muy
enserio, pero a Fay secretamente no le importaba en lo más mínimo, el único
motivo por el cual estaba aquí era porque que no quería convertirse en el
vividor de la familia, además del hecho que debía mejorar sus habilidades
mágicas en las cuales por ahora era pésimo, impidiendo que pudiera convocar un
disfraz para pasar desapercibido en el mundo humano y conseguir un empleo,
suspirando miro con alivio como el temible vampiro se alejaba y casi podía
jurar haber visto lágrimas contenidas en aquellos fríos ojos.
—Raro…—susurro para sí mismo
—si verdad, Bram últimamente ha estado actuando
más raro de lo normal…—respondió una melodiosa voz, estremeciendo a la pequeña
hada
—¡No me asustes de ese modo! —expreso Fay al mirar a su mejor amiga, Amy detrás
de él con una soda—toma esto es para ti, supongo que debes de estar cansado—dijo
ella poniendo la pesada lata en las diminutas manos haciendo que descendiera al
suelo—pesa…—se quejó pudiendo apenas llevarla a una de las bancas del jardín, ahí
Amy le dio un popote flexible con el cual pudo tomar su contenido, la soda era
una creación humana que era un placer culposo de ambos junto con los dulces y
chucherías.
—sabes, dudo que puedas seguir evitándolo,
algún día te atrapara y quien sabe que te haga en venganza por haber estado evitándolo
durante tanto tiempo, así que antes que ese momento llegue ¿Por qué no hablar
con él? y si las cosas no funcionan siempre puedes acusarlo con el director…
—tu estarás a mi lado si decido hablar con él…
—¡que! por supuesto que no… ese es problema
tuyo…
—¡eres una mala amiga!
—¡oye! No soy mala, es solo que los vampiros me
dan miedo, su estilo gótico y oscuro es demasiado para mi gusto, además he
escuchado que la sangre de las sirenas les es adictiva, podrían esclavizarme…
—¡cualquier sangre les es adictiva deja de
inventar excusas!—sollozó Fay asiendo pucheros tan adorables que Amy lo agarro restregándolo
contra su mejilla—¡Kyaaa eres tan lindo, eres como un pequeño peluche adorable! —dijo animosamente, hasta que se vio
interrumpida por un aterrador gruñido desde la esquina más oscura del pasillo,
de la entrada de la escuela, donde Fay y Amy miraron a Bram con un rostro
demoniaco prácticamente destrozando una de las columnas con sus garras
distendidas y ojos asesinos, Amy al percatarse soltó a Fay—¡no eres tan bonito,
solo estaba jugando!—repitió tratando de convencer a Bram que no estaba
interesada en el adorable hada—es mejor que busques la forma de hablar con él,
no quiero que él me haga sushi por tocarte—sollozo Amy en un susurro mientras
sonreía disimuladamente a Bram.
—si tanto miedo tienes, entonces ayúdame a
hablar con él…—protestó el chico, Amy mirando a su amigo y luego a la psicópata
expresión de Bram, sonriendo tras unos breves minutos de meditación intento
pensar cientos de soluciones y al no encontrar ninguna, levantándose de la
banca, salió corriendo mientras repetía: “estas por tu cuenta, lo siento”—Fay
al ver como su “amiga” lo abandonaba estalló en ira, con pensamientos
vengativos en la cabeza, la siguió sigilosamente
recordando que su amiga le había confesado hace poco que estaba enamorada de un
tritón llamado Dan, no era un secreto en lo que a él respectaba, pues todas las
chicas estaban enamoradas de él, Dan acostumbraba a ir a nadar a la piscina de
la escuela a hora de almuerzo, por lo que supuso que Amy estaría allí como
todas las otras tontas fans de Dan, con esto en mente sonriendo perversamente
pensaba en hacerle pasar a Amy un momento bochornoso, gritando sus secretos
enfrente del tritón y la turba de chicas.
Pero, cuando estaba volando cerca del estanque
de pirañas serpientes, alguien desde lo alto arrojó un cubo con agua que mojó
sus alas provocando que cayera al estanque, en ese momento se preguntó una cosa
muy loca considerando que estaba al borde la muerte, ¡quién putas había mandado
a construir un estanque de pirañas serpiente en medio de los jardines de la
escuela, acaso no sabían que eran terriblemente venenoso, pese a su adorable
aspecto inofensivo, una sola mordida bastaba para matar a un humano y ni que decir de un hada que apenas y podía
utilizar sus poderes mágicos y que muy seguramente no sería incapaz de
regenerarse, después de su momentánea distracción, intento salir nadando, no
obstante sus alas habían quedado atoradas en una especie de alga, temblando, presintiendo
su muerte trato de zafarse con desespero al mirar una piraña serpiente
acercándose a él, pero entonces algo que nunca imagino sucedió el chico que
pensó quería sacarle el relleno como a un oso de peluche, estaba arriba del estanque
en medio de la luz del sol. Bram utilizo una de sus manos como escudo evitando
que la piraña serpiente lo mordiera mientras que con la otra logro deshacer el
nudo que tenía atrapadas sus alas, al salir del agua enseguida Bram corrió
regresando a la protección del edificio de la escuela, Fay con asombro
contemplo la piel quemada del vampiro y la sangre en su mano, confundido y
asustado salió corriendo sintiéndose avergonzado por su debilidad, no quería
que Bram lo viera llorar, más importante se rehusaba a ver su cara llena de
lastima después de tan humillante suceso.
Esa noche en su cama la conciencia comenzó a
carcomerlo “él te salvo la vida y tu ni siquiera le diste las gracias que clase
de monstruo eres” repetía una voz en su interior, su estómago se anudaba con
incomodidad y no podía dormir pues aquella imagen de Bram quemado y sangrando
llego a su mente nuevamente. Él se había arriesgado por él y Fay se había
comportado como un cretino huyendo, con lágrimas derramándose por sus mejillas
se sintió confundido sin saber que hacer ¿Cómo se suponía que lidiara con la
vergüenza después de haber huido como un idiota de la única persona que lo salvó?
Los pensamientos culpables siguieron y siguieron no dejándolo dormir, por lo
que a la mañana siguiente se sentía realmente terrible, sentado ahí en su
pupitre, mientras su amiga viéndolo decaído y demacrado, penado que era por su
causa, intentaba sobornar su perdón, aquello en cierto modo lo hizo olvidar
momentáneamente toda la culpa.
—¡lo siento mucho! —lloraba la chica, empapando
todo su cuerpo con esas asquerosas lágrimas mientras apilaba chocolates enfrente
de él a modo de disculpa.
—si piensas que puedes disculparte sobornándome
con chocolates estas muy equivocada te hace falta una pila más grande que esa
para convencerme…—dijo sonriendo perversamente, pensando ahogar sus penas en
chocolate.
—eres un hada malvada y manipuladora…
—quien fue la que me dejo solito y desprotegido
mientras se iba a ver al cabeza de aire de Dan… ¡tú te lo buscaste apilas más
dulces hasta que yo decida otorgarte mi perdón!
—si…lo que digas…—sollozo a Amy, un poco
disgustada por entregarle hasta el último de sus dulces favoritos del mes, con
gozo Fay tomo uno de los chocolates atragantándoselo.
—por cierto, escuche que Bram te salvo, quien
hubiera imaginado que un chico tan temible, pudiera ser tan amable, supongo que
ya hicieron la pases ¿no? —expreso Amy con una gran sonrisa que provoco que Fay
casi se ahogara cuando su conciencia otra vez lo ataco—eh, sí, yo…yo…le di las
gracias, solo eso…—respondió con una sonrisa esperando que Amy se lo tragase,
sin embargo, su amiga sirena no era tan tonta.
—saliste huyendo ¿verdad?
—¡QUE NO…como se te ocurre!
—¡eres un mal agradecido, él se quemó todo el
cuerpo por ti y tú ni siquiera le diste las gracias, eres una ¡BESTIA
INSENSIBLE!!!
—¡basta, estaba asustado y las cosas pasaron
tan rápido que no supe que hacer!
—eso no es excusa, si no quieres conocer toda
mi ira ve y discúlpate por ser tan cretino con él…—amenazo Amy poniéndole los
pelos de punta, Fay conocía perfectamente el carácter de Amy y de lo que era
capaz, aun recordaba concierto temor como su amiga noqueo a un chico que había
querido propasarse con ella, Amy podía parecer dulce a simple vista, pero en
realidad ella solía ser muy mandona y despiadada a la hora que alguien se
metiera con ella o sus amigos y por sobre todo lo que más odiaba era que ella
no se tocaba el corazón a la hora de restregarle
sus errores. Después de un sermón de diez minutos donde Fay se arrepintió hasta
de su existencia, ella prácticamente lo obligo a corregir sus metidas de pata,
con rapidez bolo por los pasillos abarrotados de estudiantes buscando a Bram,
sin embargo, no lo encontró por ningún lado, su conciencia para ese momento lo
estaba hundiendo en un oyó de culpabilidad ¿Qué haría si Bram enserio se había
lastimado por exponerse a los rayos del sol y la mordedura de las pirañas
serpientes?, llorando como un niño pequeño desesperado lo busco con locura, en
la cafetería, en los baños, en el centro de cómputo y entre otros lugares hasta
que llego a la biblioteca, vislumbrando a un chico vestido con una capucha
negra que le cubría todo el cuerpo, a pesar que era difícil ver su cara Fay
sabía que era Bram, porque este tenía en la esquina de la mesa sus ya clásicos murciélagos
muertos.
Apenado entre lágrimas trato de recordar lo que
diría, cuando se posó en su mesa, los asombrados ojos azules del vampiro resplandecieron
bajo la capucha negra.
—lo siento…—sollozo, estallando en llanto, el
vampiro poso su mano en su cabeza intentando consolarlo—está bien no pasa nada…
deja de llorar o me harás sentir mal…—tomándolo entre sus manos, limpio las
pesadas lagrimas que caían por sus mejillas—soy una mala persona, p-por mi
culpa te hiciste d-daño y lo peor es que ni siquiera te agradecí soy un monstruo…
—deja de culparte estoy bien, vez…—expreso Bram
quitándose la capucha y revelando blanca piel nítida sin ningún indicio de
cicatrices, Fay observándolo más de cerca se dio cuenta de algo que antes no
había notado por su estúpido miedo, su corazón latiendo con rapidez, el
agradable aroma floral y la repentina explosión de un centenar de mariposas en
su estómago se lo dijo, sonrojándose se sintió como el peor tonto del mundo.
—¡soy tan estúpido! —se
reprendió tapando su cara sonrojada por la vergüenza—¿ya te disté cuenta? —sonrió
Bram, la emoción pudo palparse en su melodiosa voz llena de esperanza.
—bueno supongo que debo presentarme, mi nombre
Bram Hylair y tú eres la parte que complementa mi corazón…
—¿eh?... —articuló Fay lleno de vergüenza, que
mierda era lo que debía contestar, pero antes que dijera algo tan cursi como
Bram, este lo detuvo con el rostro rojo dándose cuenta de lo cursi que había
sonado.
—¡NADA, OLVIDA LO QUE DIJE!!!
—jajaja, eres raro, pero…es un gusto conocerte
Bram Hylair, mi nombre es Fay Aliost y yo acepto la parte de tu corazón, como
espero que aceptes el mío… ¿está bien de ese modo?
—¿ah? ...bueno…digamos que si—dijo estallando
en risa que provoco que Fay se molestara, enojado mordió el dedo pulgar de Bram
parando su risa.
—¡no es justo que te rías de mí! cuando fuiste
tú el que me hizo decir algo tan cursi
—lo siento no fue mi intención avergonzarte,
pero he estado esperando esto durante un largo tiempo, no puedo creer que al
fin no me tengas miedo, estoy muy feliz…
—que esperabas que hiciera te acercaste a mi
viéndote todo demoniaco, además de regalarme cosas raras, como animales muertos—repitió
Fay con un adorable puchero señalando a los múrcielas muertos en la mesa de
estudio.
—de que hablas solo son dulces, pensé que te
gustaban ¿NO ME DIGAS QUE NUNCA TE GUSTARON MIS REGALOS?
—pues no…sin ofender, pero esos son los dulces
más feos que he visto…
—¡HAAA! No son feos son deliciosos deberías
probarlos…vamos pruébalos—dijo Bram poniendo enfrente a sus ojos uno de esos
raros dulces en forma de murciégalo muerto, serrando los ojos Fay abrió la boca
dando un pequeño bocado llevándose una gran sorpresa, a veces las cosas no son
lo que aparentan se dijo al descubrir el rico sabor agridulce.
—esta rico quien diría que un dulce tan feo
tendría un sabor como este…—mordió animoso comiendo golosamente el delicioso
dulce, cuando unas temibles palabras lo sacaron de su transe azucarado
—¿p-puedo besarte?...
Expreso Bram con sus colmillos distendidos y
sus ojos azules brillando. Fay sonrojándose terminó por contestar “s-si…” sin
embargo, antes de que pudieran besarse se dio cuenta que era imposible, sus
labios eran demasiado pequeños y los de Bram demasiado grandes lo que los dejo
a ambos muy frustrados tratando de buscar cualquier posición, pero al final fue
imposible—siento ser tan pequeño—sollozo tratando de contener las lágrimas, al
parecer jamás tendría su primer beso por culpa de su torpeza en la magia.
—no hables de ese modo, aunque no pueda besarte
nada de eso importa porque al fin estás conmigo y esa es mi mayor felicidad…
Fueron las palabras de Bram haciendo que el
corazón de Fay se acelerada ¿Cómo era posible que no se hubiera dado cuenta que
Bram era su compañero, después de maldecirse internamente, juro que se
esforzaría más en sus clases para que su estatura nunca más fuera un obstáculo,
no obstante, cuatro meses más tarde por más que practico su magia nunca coopero
y los días pasaron sin poder cumplir su promesa?
Cerca de Halloween Bram y Fay, habían ido a un
cine humano para celebrar su cuarto mes de relación, obteniendo únicamente el
permiso de la escuela por sus excelentes notas y para practicar para los exámenes
finales del curso, Fay en un principio había estado emocionado y aunque estaba
escondido en un pequeño bolso de cintura, por un breve momento fue realmente
feliz, hasta que miro como otras parejas se tomaban de las manos y se abrazaban
haciéndolo sentir celos, fue aún peor cuando noto la forma en que Bram miraba a
todas esas parejas también, a pesar que fingía indiferencia, Fay lo conocía tan
bien para saber que Bram deseaba estar así con él, con un dolor en el pecho
intento frenar lágrimas, Fay no quería ser egoísta y retener a Bram solo porque
fueran compañeros, Bram no se merecía estar con alguien a quien jamás podría
tocar, pensó, él no quería llenarlo de falsas promesas, porque pese a que
habían pasado cuatro meses, no había logrado que su magia cooperara, por la
ansiedad, incluso hasta se volvió más inestable, se sentía inútil por fallarle
a su compañero, con un nudo sus lágrimas comenzaron a salir sin que el pudiera
controlarlas.
—esto jamás funcionara…—susurro llorando dentro
del bolso, saliendo con cuidado se dijo que lo que estaba haciendo con Bram no
era justo, que importaba que fueran compañero si jamás podrían ni darse un beso
como una pareja normal, hiperventilándose sintió que le era imposible continuar,
por lo que decidió tomar aire para aclarar sus pensamientos, con sigilo salió
evitando con gran eficacia ser visto por los humanos y por su novio, afuera vio cuán grande era el
mundo haciéndolo sentir frágil y pequeño, caminando un pequeño trayecto se
sentó en un pequeño hueco de la fuente que conectaba al cine y a una plaza central llena de negocios cerrados,
allí en aquel hueco lloro desconsoladamente.
Cuando Bram descubrió que Fay no estaba en su bolso,
aterrado de muerte salió corriendo del cine, trato de buscar en todos los lugares
adentro del recinto, hasta en los lugares más pequeños y al no encontrarlo
comenzó a culparse por traerlo a un lugar donde su hada se sentiría abrumando y
pequeño, pero había creído que Fay ya había aprendido a aceptarse, pero al
parecer esto no era así, a Bram no le importaba que nunca pudieran tocarse, era
feliz con solo estar a su lado, Bram lo amaba tal y como era, tenía planeado
decírselo esa misma noche, sin embargo, su novio al sentirse abrumado como
siempre había huido.
—¡FAY!, regresa por favor, no me hagas esto…—dijo,
saliendo del cine y buscando en los alrededores de la plaza, con desespero
sintiendo como las lágrimas bajaban por sus ojos, sin obtener respuesta comenzó
a gatear por el suelo desesperado tratando de ver si se le había pasado algún
lugar por alto, gateando por la fuente, encontró en una grieta a su pequeña
hada hecha puño, con alivio tomando a Fay entre sus manos lo saco de la grieta,
abrazándolo temió que intentara huir nuevamente.
—por favor no quiero que huyas de mi…
—no es justo…te amo, pero no quiero ser egoísta
negándote algo que jamás podrás tener conmigo…—lloro Fay haciendo temblar sus
alitas y pintando su cara de rojo por las lágrimas.
—no importa…tú eres lo único que necesito…
—pero, nunca podrás besarme o tomarnos de las
manos…nunca…
—¡no me importa! ...porque desde el momento que
te vi supe que eras el único, te amo y no me importa si jamás podemos ser una
pareja normal, siempre estaré a tu lado, no importa cuántas excusas o cuan
culpable que te sientas, tú eres lo único que me hace feliz…
Dijo Bram liberando algo en el alma de Fay,
quien llorando sintió como una magia brotaba de su cuerpo, ambos cayeron al
suelo abrazándose, fue ahí que ambos se dieron cuenta que el cuerpo de Fay había
crecido, los dos se miraron sorprendidos. Fay se sonrojo al darse cuenta que al
haber crecido había roto su ropa, por unos breves momentos se quedaron ahí en
el pavimento simplemente mirándose, apenas creyendo lo ocurrido, hasta que Fay sintiéndose
cohibido al estar desnudo se separó de Bram.
—¡NO MIRES!
Protesto, avergonzado intentando cubrir su
desnudes inútilmente con las manos, Bram todo sonrojado con los ojos cerrados
se quitó su chaqueta para dársela a Fay—que fue lo que pasó…—preguntó el
vampiro, pero incluso Fay no tenía una respuesta.
—no se…—contesto mirando a todos lados como
loco buscando indicios de humanos, pero no había nadie en la calle, al parecer
todo el mundo estaba dentro del cine y los negocios de los alrededores estaban cerrados,
ambos habían venido a la última función del día así que era casi media noche.
—crees que podría besarte, es decir no sabemos cuánto
durara…
—no tienes que preguntar…hazlo…
Dijo y cuando sintió los tibios labios de Bram
todo su cuerpo se calentó, sus labios hormigueaban sintiéndose extraños, sus
manos se aferraron a la espalda de Bram al sentir como este deslizaba su lengua
adentro de su boca, saboreándolo y arrastrando su lengua empujándose la una con
la otra, al separarse por aire se sintió acalorado y avergonzado, nunca se
imaginó que los besos podrían sentirse así.
—demonios…quiero…
—¿Qué?...
—quiero morderte, ¿también puedo?
—sí, pero… estamos al aire libre y alguien
podría ver…
—tienes razón, ven sígueme…—tomando su mano
Bram lo llevo una esquina oscura donde prácticamente se sintió violado. —ni se
te ocurra tomar mi virginidad en un lugar asqueroso como este—se quejó oyendo
jadear concierta excitación a Bram—v-virgen, eres virgen…
—claro que si, como si hubiera podido hacerlo con
mi tamaño, además la hadas debemos mantenernos castas hasta encontrar a nuestros
compañeros, ¡es tradición!…
—ya veo…descuida no pienso hacer nada en este
lugar…ven, quiero que me abraces…
—para que…
—tu solo hazlo, confía en mí…—expreso Bram y
Fay con algo de desconfianza lo abrazo sintiendo como su cuerpo giraba
haciéndolo sentir mareado, todo se puso oscuro y cuando pensó que vomitaría al
fin se detuvieron.
—¡que rayos fue eso! —se quejó cayendo en algo
esponjoso que aún no podía ver pues todo el paisaje su alrededor aun nada
vueltas.
—uno de mis tantos poderes vampíricos, descuida
ya se te pasara el mareo…
—júrame que jamás volverás a utilizar ese poder
conmigo…—se quejó, cuando repentinamente todo se hizo claro, podía ver las
paredes llenas de fotos suyas lo cual le pareció un poco perturbador, pero
lindo, sin embargo, lo que no le pareció lindo fue el ambiente de la habitación,
el lugar era una zona de guerra con ropa sucia por todos lados y pañuelos por
todos, una pocilga en toda regla.
—este es tu cuarto…
—disculpa el desorden, espero que sea un lugar
digno donde me dejes tomarte…
—eres un pervertido… cambio y lo primero que
piensas en sexo. Las palabras bonitas no van a convencerme…—arropándose más a
la chaqueta de su compañero bajo de la pila de ropa, su novio al instante la
tiro a un lado y ordeno la cama y la habitación a una velocidad sorprendente.
—¡pero, no sabemos hasta cuando puedas estar de
ese tamaño!, debemos aprovechar…quiero reclamarte esta podría ser nuestra única
oportunidad
Prácticamente rogaba Bram con sus dientes
distendidos y sus ojos azules brillando, Fay acariciando el negro cabello de su
compañero con un gran suspiro alejando su nerviosismo cedió, Bram tenía razón, él
no tenía no sabía cuánto duraría esta magia—está bien soy todo tuyo…—Bram
sonriendo se abalanzo sobre el con un beso más profundo que el anterior, sus
labios se calentaron al sentir como los colmillos de Bram lo pellizcaban
levemente, respirando con dificultad se separaron muy excitados, era como un
milagro el que se pudieran tocar, pero no tuvo mucho que pensar cuando sintió
como unos dientes se hundía en su cuello, haciéndolo soltar un sonido
vergonzoso, asustado sintió como algo se levantaba entre sus piernas.
—E-Espera…—gimió logrando separar de su cuello
a Bram, quien lamia sus labios con placer
—que sucede…
—es que…me siento raro, esto nunca me había
pasado…—musito serrando los ojos por la vergüenza—te refieres a esto—respondió
Bram bajando por sus piernas y con un tono sensual lamiendo el largo de su
pene, haciendo que abriera los ojos por la sorpresa ante la corriente de calor que
sintió en esa zona, arriesgándose a ver miro como de la punta de su pene un líquido
blanco iba saliendo, avergonzándose al ver como Bram lo lamia dejando la cabeza
rosada de su pene limpia otra vez, con una sonrisa maliciosa Bran subió por su
cuerpo.
—no sierres los ojos, quiero que veas todo…—susurro
en su odio, despojándolo de la chaqueta para después morderlo y excitarlo aún
más—sabes también…—dijo Bram bajando por todo su torso haciendo pequeños
arañazos con sus dientes de donde brotaban pequeñas gotas de sangre que lamia
lujuriosamente, Fay no entendía porque no sentía ninguna especie dolor en vez
de eso solo sentía placer, arqueando su espalda sintió como su pene era tragado
en una apretada, caliente y húmeda boca que casi le hace perder el sentido.
—¡espera…no más…siento que… —apretó los labios
con fuerza tratando de ahogar un fuerte gemido al sentirse en la cúspide de su
placer cuando aquella boca lo chupo ordeñándolo—eso es un orgasmo… —dijo Bram
sacando su ropa lentamente dejando ver su hermoso tonificado cuerpo lleno de
músculos que hizo a Fay babear, estaba como hipnotizado mirando todo el show
hasta que Bram se sacó los pantalones revelando a un considerable miembro, la
cosa era norme y largo, su punta era roja y estaba bañada por tentador fluido
blanco que llamo a Fay a lamerlo, sin embargo, le daba vergüenza.
—qué lindo te ves, lleno de lujuria…quieres
esto…—pregunto burlonamente acariciando su pene de arriba abajo asiendo que el
aliento de Fay se acelerara—p-puedo…l-lamerlo…—pregunto algo avergonzado, en un
momento de valentía, quien diría que su novio seria todo un pervertido y que de
paso lo contagiaría—claro es todo tuyo…—respondió Bram inclinándose en el
respaldo de la cama y abriendo las piernas para que Fay pudiera acomodarse, Fay
recostándose en la cama, tomo el pene entre sus manos, sintiendo la tibia piel calentándose aún más,
al lamer la corona del glande donde se reunía la mayor cantidad de líquido
blanco su propio pene comenzó levantarse otra vez, el líquido blanco sabia
dulce en sus labios excitándolo, con la respiración entre cortada siguió
lamiendo como si de una rica paleta se tratase, bajo dando besos y lamidas
hasta llegar a las tentadoras bolas de su novio las cuales lamio y chupo
sintiéndose orgulloso al escuchar los lujuriosos gemidos de Bram.
—¡mi linda hada deja de lamer en ese lugar o harás
que me corra demasiado rápido!…—dijo Bram apartándolo del delicioso pene—yo
quiero seguir probando…—se quejó siendo callado por un beso—porque…tú…sabe
también…—pregunto Fay entre jadeos al sentir como sus piernas eran abiertas de
par en par—cosa de vampiros…—fueron las cortantes palabras que Bram le dio antes
de hundirse entre las mejillas de su trasero, lamiera su virginal botón rosa y
paso haciéndolo gritar de placer, luego sintió como un dedo se introducía en su
entrada estirándolo por dentro al mismo tiempo que era bañado por una
resbaladiza capa de lubricante como si fuera un postre, cuando tuvo tres dedos
en su interior Fay estaba seguro que
pronto se correría, pero antes que pudiera tener otro orgasmo los dedos
salieron de su interior dejándolo vacío, antes que pudiera quejarse sintió la
gorda cabeza del pene de Bram besar su agujero—no va entrar, es muy grande
¡AAAAAAHHHHH!!!— Grito de mitad de dolor y mitad de placer al sentir como la cabeza del pene de Bram iba más
profundo—lo siento te dolió, iré lento…solo respira profundamente—aconsejo Bram
respirando irregularmente, poco a poco Fay podía sentir como era abierto, gotas
de sudor se deslizaban por sus cuerpos excitados al por fin estar unidos—puedo
moverme ya…—pregunto Bram con voz carrasposa, asintiendo Fay le dio permiso sorprendiéndose
al sentir una descarga de electricidad que recorrió por toda su columna haciéndolo apretarse al redor de la verga de
su compañero, quien también dio un pequeño grito de placer, las embestidas
siguieron al principio lentas, pero conforme avanzaba el tiempo se fueron
haciendo más rápidas y profundas, sus gemidos resonaban en las paredes junto
con el rechinar de la cama, con un fuerte grito Fay se vino manchando su
abdomen, pero Bram aún seguía duro dentro de él.
—N-No…más, ya no puedo…—rogo Fay, pero Bram sonriendo con malicia ignorando sus
ruegos, mordió uno de sus pezones incrustando sus colmillos y amantándose como
un recién nacido, succionando su sangre con fuerza, poniéndolo duro al instante
otra vez— ¡Ahhhhhh!, p-pervertido que m…me has hecho—murmuro mirando como Bram
sonriendo despiadadamente cambiaba el ángulo de sus piernas y subiendo una de
ellas a su hombro fue capaz de encontrar su punto dulce enloqueciéndolo de
placer, Fay se aferraba a las sabanas gritando como loco por los ricos empujes
que lo tenían viendo estrellas y las constantes mordidas que Bram le daba a
diferentes partes de su cuerpo, Fay otra vez estaba a punto de tener otro
orgasmo, deseoso de apresurarlo tomo su pene acariciando, pero una mano lo
detuvo.
—no oh no…nada de eso…te vendrás solo de este
modo…—musito diabólicamente Bram empujando su pene aún más profundo que antes trayéndole
un gran placer, temblando, sintió no solo su orgasmo inminente, si no también el
de Bran quien lo tenía muy húmedo por dentro, haciéndolo sentir muy abierto y
necesitado. Asintiendo obediente, se apretó sin querer, cuando otra embestida
lo dejo corriéndose en copiosos chorros de semen al tocar su punto de placer,
con un grito de placer se vino, aferrándose tanto a la verga de Bram que provocó
el orgasmo del vampiro, quien empujando desesperado hasta exprimir la última
gota lo volvió a morder en uno de sus abusados pezones, el placer lo hiso
gritar, más aún cuando pudo sentir los lazos de sus almas entrelazándose uniéndolos
para siempre.
Minutos después los dos yacían en la cama
agotados, bueno Fay estaba agotado, no siendo así con Bram, pues el vampiro
estaba tratando de encajarle los colmillos en sus tiernos pezones.
—¡no más mordidas por un tiempo!
—¡que ¿Por qué no?! Si, te gusto mucho…—susurro
orgulloso pasando los colmillos por su hombro provocando que se estremeciera de
placer, sin embargo, al sentir el ardor en su agujero trato de controlarse.
—no más…déjame descansar
—solo una mordidita lo juro…
—sabes en pienso a sospecha que tus mordidas y
saliva son afrodisiaco…
—que…no como se te ocurre—expreso con
nerviosismo
—porque siento que me estas mintiendo…
—no lo estoy, solo un pequeño bocado y te
dejare descansar…
—¡no quiero! —gimió
y con adorable puchero, en una leve explosión de humo regresando a su antiguo
tamaño frente a la cara de shock de Bram—lo hiciste a propósito…—dijo con una
cara de perro maltratado que le pareció cómica.
Al día siguiente al llegar a su casa como era
de esperarse lo regañaron por no haber regresado toda la noche y lo obligaron a
dar todo el día con el gorro de la deshonra familiar, gimiendo de frustración
trato de quitarse el ridículo gorro, pero nada funciono por lo que tuvo que
aguantar no solo la burla de Amy sino también las del propio Bram quien cada
vez que lo veía el muy descarado se burlaba sin siquiera ocultarlo.
—¡me las pagaras no pienso ser grande en un largo
tiempo! —amenazo dejando como de
piedra a su compañero—perdón por reírme ese gorro te queda muy bien amorcito,
me perdonas…—suplico Bram haciendo sonreír maléficamente a Fay, la venganza
seria dulce, oh sí que sería dulce, por culpa de Bram su cuerpo parecía como si
hubiera sufrido una mala acupuntura, tenía marcas de mordidas por todos lados
de su cuerpo al parecer no era mentira lo que decían acerca de su compañero y
los vampiros en general, pero, él se encargaría de dejar más marcas y en
lugares vergonzosos para que todos lo vieran, sus alas revolotearon con ánimo
mientras reía perversamente. Según lo que le habían contado sus padres algunas
hadas solamente podían convocar todo su poder cuando sus destinado confesaban
su amor, entonces la magia permitía que sus cuerpo pudiera cambiar según las
necesidades de su amado, si hubiera sabido eso desde un principio nunca se
hubieran torturado como un masoquistas durante meses, pero lo del pasado
quedaba en el pasado sonriendo perversamente miro a su compañero quien
presintiendo sus intenciones se puso a temblar, este sin duda era un final
feliz.
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