La llave del destino que nos une. capítulo 1


 


Prologo.

 

Todo comenzó con un deseo, un deseo, increíblemente estúpido, repito uno para mi desgracia, parecido al de una típica y aburrida película, de esas de mal presupuesto con personajes idiotas, de esas que te hacen preguntar porque mierda estoy viendo esto, cuestionando tus gustos culposos, si es que los tienes y son terribles, pero ya me Salí del tema y no es plan para comenzar a divagar tonterías a diestra y siniestra. Como iba diciendo todo comenzó con unas simples frases “quiero poder hablar con el chico que me gusta sin parecer un zombi”.

 

Ese fue el deseo que escribí en la llave que tire al lago crisálida, tal y como todos los años se hace en el festival de la ciudad, si se preguntan porque esta desgracias, calamidad y mala suerte no había pesado antes, la respuesta es que siempre he sido alguien aséptico, pero ese día estaba de humor “deprimido” y no quiero ser criticado o tildado de “patético”, pero, ¡Hey! yo no soy el único, ese lago es donde los desesperados enamorados piden sus deseos y pese hacer una tradición bastante absurda y boba, había increíbles rumores que confirmaban su eficacia con un par de personas afirmando que les había funcionado, así que me dije, ¿Por qué no? Si no funciona qué más da, de todos modos, no es como que Ari me fuera a notar de todos modos,  porque para él solamente era el chico estúpido que no hacía más que balbucear en su presencia, por eso mi deseo fue valor, para al menos saludarlo cordialmente cuando nos encontráramos en los pasillos, era un deseo sencillo, nada extravagante o inalcanzable como hacer que se enamorara de mi  porque siendo sinceros, porque alguien como él que además de ser hetero se fijaría en mi habían varias razones, la primera, el chico era tan…tan… ¡suculento!, perdón quiero decir guapo, segundo él es el chico más popular de la escuela, tercero él es popular, cuarto él es TAN popular, QUINTO EL ES MALDITAMENTE POPULAR…como sea todo el maldito hecho termina en que es popular y juro que no lo repetiré más.

 

Por lo que ya pueden intuir que alguien como él jamás se fijaría en alguien como yo y no es como que me considere feo, claro que no, soy bastante promedio, quizás más que el promedio, pero para los estándares de convertir a alguien heterosexual en gay estaba ha años luz del ideal de belleza, no obstante en esta historia no hablare de como un desesperado chico tonto se la pasa todo el día suspirando por el típico cliché de chico de una pésima película de amor adolecente, donde la chica nerd logra conquistar al chico pese a que ella no tiene ni un gramo de encanto, esa no es esa historia, créanme que no, esto se trata de un chico que pidió un deseo a un maldito lago estafador que le dio un deseo troll, yo simplemente quería valor para hablarle sin tartamudear, ¡por dios santo, cuanto difícil puede ser eso de cumplir, ¡cuanto! (…)

 

—qué lindo reflejo…—murmuré como un idiota al mirar el hermoso cabello pelirrojo y un par de sexis ojos verdes acompañado por un cuerpo marcada con abdominales que cualquiera quisiera lamer, un reflejo que no era el mío, un reflejo muy alejado de mi horrendo pelo negro despeinado de las mañanas, de mi plano cuerpo sin abdominales y alejados de mis aburridos ojos de color gris y este no era cualquier cuerpo, no…para rematar este era el cuerpo del chico que me gusta.

Con un estruendoso grito con una voz que no era mía caí de espaldas en el duro suelo—esto no está pasando, debe ser un sueño—me repetí pegándome bófetas en el rostro para poder despertar—¡es un sueño!—me dije levantándome del suelo, mirando otra vez en el espejo al tipo por el cual había estado suspirando por tres años—aunque sea un sueño se ve tan real—solloce acercándome más al espejo del baño donde gire mi cara de lado a lado esperando algún cambio, pero nada pasaba, suspirando golpee mi frente contra el lavado, pero aun necio a aceptar que aquella cosa estaba pasando, levante mi rostro mirándome, cerrando mis ojos pude sentir mis mejillas arder por lo que estaba a punto de hacer, respirando lentamente comencé a quitarme la camisa desmangada, los pantalones de pijama y por último los bóxer—si esto es un sueño es tan obvio que despertare antes de ver el cuerpo desnudo de Ari—me dije riendo nerviosamente al momento de abrir los ojos y casi sufrí una derrame nasal—¡qué demonios!—gemí al ver toda la gloria desnuda de Ari enfrente de mí, fue tanta la sorpresa que su enorme pene se levantaba orgulloso al excitarme con su reflejo que ahora era mi reflejo, lo que era sumamente narcisista, avergonzándome y haciéndome sentir como el más sucio pervertido.

 

—¿Cómo paso esto? —dije gimiendo y gritando al cielo como un loco sin entender lo que ocurría dando paso a esta ridícula historia, una historia cliché de dos chicos que cambiaron de cuerpo por un deseo hecho aun lago troll.

 

 

  

 

 

Capítulo 1 ¡este cuerpo sexy no es mío!

 

Después de salir del shock, vestirme y aceptar que estaba en un cuerpo que no me pertenecía un miedo silencioso comenzó a aquejarme y no entendía porque, hasta que el sonido de una ventana abriéndose me distrajo del pánico, dirigiéndome a la puerta un espectro muy parecido a mi cuerpo me saludo, su sonrisa era maniaca, sus ojos estaban desorbitados y en sus manos cargaba una enorme piedra que tenía todo el aspecto de haber sido difícil de subir por mi escuálida constitución.

 

—que has hecho Selim—gruño mi voz haciéndome temblar y cerrar la puerta del baño—tu, tu…c-conoces mi nombre—pregunte queriéndome morder la lengua por idiota, habíamos cambiado de cuerpos, ¿y lo primero que preguntaba era eso?, dándome un pequeña bofetada quise morir—¡pero, por supuesto imbécil que conozco tu nombre! quien no podría conocerte…—“el me conoce” dije internamente sintiendo mi corazón latir con mayor intensidad, solamente me había saluda un par de veces y él lo sabía, Ari saludaba y era amable con prácticamente todos, pese a que era bastante obvio que no conocía el nombre ni la mitad ellos, el que se tomara la molestia de saber mi nombre era algo increíble, porque Ari no lo hacía con cualquiera—eres el chico más raro de la escuela ¿Qué esperabas? Ser invisible, para ti sería imposible—expreso rompiendo mí ya de por si frágil corazón en miles de pedazos, pero no podía culparlo a la vista de todo el mundo yo era un bicho raro de quien casi nadie quería ser amigo, todos me señalaron e ignoraron como la peste, pero no me consideraba raro, simplemente era un chico normal más, a quien solamente le gustaba la actuación y era apasionado en ella, siempre  que participaba en las obras escolares me metía tanto en el personaje que me convertía en él dejando de ser yo, haciendo que las personas me miraran feo e incluso algunos me tacharan de loco.

 

—quiero que abras esa puerta o juro que te arrepentirás rarito.

 

Dijo haciéndome enfadar y darme cuenta que el chico que me gustaba no era todo amor, sonrisas y paz como aparentaba—ya voy—dije de mala gana abriendo la puerta solo para caer de espadas cuando un borrón oscuro se me tiro encima—¡qué demonios has hecho, acaso eres una especie de brujo y querías mi cuerpo para ser popular!—grito amenazándome con la roca que había subido por la ventana—¡Whaaaaa….yo no…juro, que no…!-comencé a sollozar, sorprendido no solo por la reacción de Ari, sino porque nunca imagine que mi cara enojada podría verse tan atemorizante—¡por favor no me golpees o le harás daño a tu cuerpo!—suplique haciendo que la roca que me iba a golpear parara a escasos centímetros de mi cara—maldito parasito, si no tuvieras mi cuerpo juro que yo…—murmuro apretando más la roca en su mano haciéndome temblar de miedo.—yo…enserio lo siento, pero juro que esto no es mi culpa, incluso yo estoy sorprendido, ¡lo juro!—a punto de llorar afirme temblando—no mientas, sé que tú tuviste algo que ver en esto—señalo acariciando mi escuálido abdomen con su mano, remarcando el crimen,  azotando la roca a un costado de mi cara de modo amenazador, me miro con recelo, su expresión era irritada abriendo y cerrando la boca, intentando formular amenazas que nunca llegue a escuchar, porque en ese momento sonó la puerta de su habitación—¿qué está pasando Ari, porque tanto escándalo, quien está en tu cuarto?—pregunto su padre—idiota—murmuro bajándose de mi— dile que todo está bien—dejando la piedra detrás de la puerta del baño, se miró al espejo arreglando mi pijama y desastroso cabello que con su tacto no hiso más que esponjarse provocando un tic nervioso al intentar domar mi melena—todo está bien papá…—dije saliendo del baño a toda prisa, siendo seguido de cerca por Ari—yo solamente invite a un amigo a estudiar conmigo ayer—abrí la puerta de la habitación, siendo recibido por la inquisidora mirada del hombre, mientras yo rezaba para que se tragara todo sin preguntar—ya veo—contesto él con el entrecejo fruncido—hola señor, soy Selim, compañero de clase de Ari, perdón por el alboroto soy demasiado torpe y me caí, Ari simplemente me estaba ayudando a levantarme—con una resplandeciente sonrisa que ni siquiera sabía que tenía respondió Ari, luciendo todo inocente, mientras me toma del brazo y clavaba sus garras con clara amenaza de no joderla—es raro que traigas amigos a estudiar—dijo él, para después susurra sin una pisca de discreción y en toda la cara de Ari en mi cuerpo—puedo llamar a la policía si es que entro en tu cuarto a escondidas—dijo poniéndome los pelos de punta y haciendo rodar los ojos de Ari—estoy bien papá, ¡enserio! solo estábamos estudiando—dije cerrándole la puerta en la cara sin mayor explicación.—ok, pero grita si necesitas algo.—repitió él quedándose en silencio todo repentinamente con su partida.

 

—¿Cómo piensas solucionara esto? —pregunto Ari rompiendo el silencio, poniendo mis nervios a flor de piel—porque me preguntas a mí. Ya te dije que no es mi culpa, demás ni siquiera sé exactamente lo que paso—dije sintiendo un tic en el ojo al ver su sínica expresión—¡por favor, no finjas que no sabes!—reprocho empujándome y arrinconándome contra la pared—quiero que soluciones lo que sea que hiciste o no respondo con quien hago que pierdas tu tierna virginidad…—dijo el riendo maliciosamente haciéndome estremecer, sin embargo, había algo con lo que él no contaba—he…no soy virgen…—dije mirando como la expresión en su rostro cambiaba por una más enojada.—eso es mentira, ni siquiera te he visto un novio—dijo asustándome de muerte con la palabra “novio”, ¿Cómo es que el sabia eso?—¿Cómo sabes que me gustan los chicos?—exclame, pues nunca se lo había dicho a nadie, ni siquiera a mis únicas amigas Amalia y Rosa, que por cierto eran gemelas.

 

—yo…eso…eso no es importante ahora, la cosa está en que vas a solucionar este problema o hare que pierdas tu virginidad con un vagabundo.

 

—ya te dije que no soy virgen—repetí rodando mis ojos por su necia amenaza—la perdí hace como un año y para tu mayor información he tenido como tres novios…

 

—¡¿Qué?!

 

Dijo luciendo siniestro, pero antes de que me golpeara, este retrocedió repentinamente—bien…—dijo dándose la vuelta y murmurando cosas que no entendí—hoy nos fugaremos del instituto—con un semblante frio afirmó, sin siquiera tomarme en cuenta—Ari…nosotros no podemos hacer eso tenemos laboratorio hoy—recordé mirando cómo me dirigía esa aterradora mirada siniestra otra vez—está bien, pero en la tarde nos reuniremos y arreglaremos este problema—dijo caminando hacia la ventana para después salir por ella, dejándome asustado y con muchas dudas.

 

Después de cambiarme y pasar un desayuno algo incómodo con el papá de Ari quien no dejaba de preguntarme como había llevado a un chico ayer sin que él se diera cuenta—dejando lo raro que es ese chico estoy contento que al fin hallas hecho “amigos”—resalto la frase haciendo comías, que insinuaba el hombre era desconocido para mí—¡sí! Hemos sido muy buenos amigos, quizás porque es bajito no lo notaste conmigo ayer…—intente convencerlo inútilmente—de verdad…—contesto con ironía—sabes no pasa nada si es ya sabes…uhk…no-novio—susurro como temiendo que alguien en la solitaria casa nos escuchara

 

—¡QUE, PARA NADA!

 

—el amor es amor y no importa con quien sea, siempre serás mi hijo de ser así,  además yo hacia lo mismo con tu madre, constantemente me colaba en su ventana, escondiéndome de sus padres, ellos jamás estuvieron de acuerdo en nuestra relación, pero eso siempre me dio igual jajaja, sin embargo, el sexo seguro es impórtate—dijo colocando una tira de condones en la mesa, con esa encantadora sonrisa tan parecida a la de su hijo dejándome con la boca abierta, ni siquiera sabía que decir estaba tan nervioso que toda mi imaginación y hambre se había extinguido por tan vergonzoso momento, enserio una tira completa, ni siquiera yo era tan sexualmente activo,  excusándome con llegar tarde al instituto, corrí ignorando los condones—Ari el sexo seguro es importante, serie un terrible padre si dejo esto de lado y no te cuido—dijo el hombre siguiéndome hasta la entrada para depositar las bochornosas cosas en la camisa de mi uniforme, que por si fuera poco apenas cabían,  para después despedirme con un abrazo de oso.

—¡G-Gracias papá! —respondí, con mi rostro ardiendo, al cerrar la puerta, afuera estaba Ari esperándome, su cara aún era amarga, haciendo que me preguntara si toda su amabilidad había sido falsa, con disgusto Ari miro el bolcillo de mi camiseta y levantando una ceja se quedó viendo con mirada inquisitiva sin decirme nada, pero sin duda dándome insultos por el desastre que según él había causado.

 

—juro que no es mi culpa—caminando aclare, a la distancia cientos de chicos de instituto y asalariados pasaban junto a nosotros, alguno nos veía de reojo y se sobresaltaban al ver el bolcillo de mi camiseta, otros simplemente se reían—¡guarda esa mierda! —reprendió arrebatando de mi bolsillo la tira enorme de condones—¡que le dijiste! —recrimino, como siempre echándome la culpa—¡no le dije nada! él simplemente intuyo que nosotros éramos novios, para que lo sepas no le importa si es eso lo que te preocupa, ¡sabes estoy harto que me culpes por todo, NADA DE ESTO ES CAUSA MIA!!!...Tu gran patán ignorante—respirando entrecortado estalle, pero su semblante no cambio, por el contrario volviéndose más frio me ignoro por completo, ¡porque me había enamorado de él! Cuando claramente era un idiota, me recrimine, sin embargo, conocía la respuesta, siempre me habían gustado los chicos malos, mandones y rudos, chicos que calentaran mi sangre y que siempre tendían hacer heterosexuales, no tenía justificación, era un idiota.

 

—ya terminaste

 

—haaa…si—respondí resignado, comenzando a caminar hacia el instituto, Ari guardo la pila de condones en su mochila que antes era mía, mientras comenzaron todas sus exigencias.

 

—no quiero que hables con nadie mientras estés en mi cuerpo, prefiero pasar por engreído y antisocial a que arruines mi vida, escucha con detenimiento, más te vale que hayas estudiado para el laboratorio porque si sacas cero me voy a enojar, créeme lo que te hare no te gustara nada.

 

“¿cómo es posible que sea tan cretino y nadie lo sepa?” me dije mirando su frio rostro—deja de amenazar la integridad de tu propio cuerpo—le recordé—además ni siquiera sé porque te molestas porque hasta donde recuerdo tú no eres muy inteligente que digamos…—dije, al recordar que se había jactado de un seis con orgullo, Ari jalando mi uniforme me dedico una de esas caras que no sabía que mi rostro podía hacer, el miedo que provocaba era aún para mi sorprendente.

 

—para que lo sepas siempre he tenido dieces en todo—dijo dejándome estupefacto—es mentira— contrarreste—haciéndolo, enojar mi cara se volvió roja como un tomate y fue en ese instante lo supe, estaba en problemas.

 

—¡Lo siento!…—dije corriendo desesperadamente antes de que a Ari se le ocurriera algo para torturarme.—no huyas maldito cobarde—grito él persiguiéndome hasta que ambos llegamos al instituto—ven aquí todavía tenemos que hablar—expreso Ari respirando pesadamente, pero antes de que yo me acercara una mano me jalo alejándome de él—Ari porque siempre te molestas en hablar con perdedores como ese, míralo no es más que un tonto acosador persiguiéndote—dijo Sofí una de las chicas más lindas del instituto y la supuesta novia de Ari y digo supuestamente porque nadie sabía si ese rumor era cierto, ella con orgullo alardeaba de las mil cosas obscenas que según ella habían hecho con Ari, pero como Ari jamás decía nada todos habían asumido que eran ciertas, pese a que Ari nunca la había besado ni sido cariñoso con ella, como cualquier otro novio lo seria—que acabas de decir maldita perra con tetas operadas—dijo Ari dejándome con la boca abierta, enserio donde demonios se había ido el chico amable y simpático que conocía—¡cómo te atreves, tu pequeño patético!…—respondió ella llamando la atención de todos los chicos que iban entrando al instituto—dije que eras una chica superficial y tonta con tetas operadas—repitió Ari tomándome de la mano y jalándome—¡Ari golpéalo!, escuchaste lo que me dijo, como se atreve ese patán—sollozo Sofía con lágrimas en los ojos haciendo que me sintiera algo mal por ella, la cosa no duro mucho, al ver la fría expresión de Ari mi instinto de auto preservación fue más fuerte que mi lastima.

 

—lo siento, pero tengo que irme…—dije mirando como ella repentinamente comenzaba a llorar ruidosamente, pero antes de que intentara calmarla—¡ni se te ocurra consolarla! —dijo Ari a mis espaldas haciendo que casi me diera un paro cardiaco, por lo que con una risa nerviosa me fui, ignorando a Sofí, quien gritando histéricamente me llamaba imbécil insensible y terminaba conmigo o mejor dicho con Ari—tengo que advertirte de muchas cosas…

 

—dijo Ari mientras caminábamos por el jardín de la escuela hasta llegar a una parte solitaria—primero no quiero que seas amable con ninguna chica, ni te dejes manipular por sus lágrimas falsas, segundo, procura nunca quedarte solo con Daniel.

 

—¡que!… ¿acaso, Daniel no es tu mejor amigo?

 

—“amigo”, jajaja…como sea pronto lo sabrás, no quiero que te quedes solo con él, no hables con nadie de mis amigos y por sobre todo quiero que te mantengas alejado e ignores a la profesora de matemáticas, entiendes…

 

—a la profesora de Matemáticas, ¿porque tengo que ignorarla?

 

—eso no te incumbe, solo obedéceme…

 

—claro lo intentare…—dije mirando como otra vez ponía esa cara que tanto miedo me daba—no lo intentaras lo harás porque si no bailare desnudo delante de toda la escuela te queda claro.

 

—whaaaaa, lo haré lo prometo—dije temblando tras su revelación—pero tú también prométeme que no harás nada raro con mi cuerpo—supliqué mirando su maliciosa sonrisa aparecer—por favor como si fuera tan difícil actuar como tu…—respondió dándome la espalda y marchándose. —idiota—murmuré con un puchero dándome cuenta que no sabía nada del chico que me gustaba, Ari era más diferente de lo que alguna vez pensé.

Al llegar al salón, tras todo un día de clases y recreos comencé a entender del porqué de todas las advertencias, quien llegaría a imaginar que los chicos populares pasaran este tipo de cosas, primero un centenar de chicas molestas se me pegaban como garrapatas intentando salir conmigo, sus “amigos” eran un motón de imbéciles quienes vivían únicamente humillando a todo el mundo, para distraerse de sus miserables vidas mundanas, en definición eran unos cretinos arrogantes y eso ni siquiera el comienzo de lo feo, porque el mejor amigo de Ari, Daniel me miraba extraño. Poniéndome los pelos de punta, pues él me miraba como si quisiera comerme, pero lo peor de todo fue la profe de matemáticas, quien no dejaba de restregarme con descaro sus atributos a la cara e intentaba manosearme, esa tipa era una asquerosa pedófila y lo más frustrante de todo era que nadie me dejaba solo ni siquiera para ir al baño por lo que al comenzar la tarde, estaba más que listo para tirar la toalla y regresar a mi cuerpo y a mi aburrida vida. 

 

—no quiero venir a la escuela hasta que solucionamos esto…—gemí desesperado al encontrarme con Ari en la entrada del instituto.

 

—por favor no exageres, no es para tanto

 

—¡que no es para tanto!, las chicas te acosan, tus amigos son unos cretinos insoportables, parloteando siempre de las increíbles fiestas que, spoiler ¡no me importan! A las que fueron y con cuantas se acostaron, la profe de mate intenta violarte y sospecho que Daniel también, como lo soportas…—solloce respirando pesadamente desahogado toda la carga, yo definidamente, no soportaría otro día siendo él—yo creo que tus amigas son muy simpáticas—fue lo único que le contesto enojándome—que… ¿te advertí, no?…—dijo con desinterés—¡sí, pero no pensé que fuera así, como lo soportas!—pregunte sintiéndome como un idiota al escuchar su respuesta—me gusta tener la atención de todos. Pero, sabes había olvidado lo cómodo y silencioso que estar solo, platicar con personas agradables que no quieran un pedazo de ti…además, aquí entre nosotros, porque no les has dicho a tus amigas que eres gay…

 

—¡eso no te importa! —dije rápidamente sonrojándome—ha y por cierto estuve revisando tu teléfono, tus ex son tan…feos…—dijo haciendo que algo dentro de mi estallara, el muy bastardo con una sonrisa petulante comenzó a caminar reprochando mis gustos—¡deja de ver mis cosas personales! —repetí comenzando a enloquecer—dime, eras de el de abajo o el de arriba—dijo y esa era la última cosa que iba a soportar, enojado e importándome muy poco si lastimaba mi cuerpo lo tumbe al suelo dispuesto a sacarle lo cretino a golpes, pero las cosas no sucedieron como pensé, porque en un movimiento raro, me hizo tropezar, seguido de una llave que me dejo inmóvil de donde sacaba la fuerza con mi débil cuerpo, era algo que jamás entendería.

 

—suéltame por favor, no más…—solloce intentando que Ari me soltara de la llave, mis delgadas y débiles piernas enredadas en mi cuello y brazo, hacían un candado que no solo era doloroso, sino que me era imposible moverme—te soltare si me dices si eras el de abajo o el de arriba—pregunto—¡bastardo!—dije intentando con mayor intensidad soltarme inútilmente por lo que con un susurro conteste—yo era el de arriba—dije avergonzado hasta morir, agradeciendo al todo poderoso que el camino a casa de Ari estuviera desolado, minutos después de soltarme, el muy cretino tuvo el descaro de reírse como un tonto villano, revolcándose en el asfalto, cosa que me enfureció, no había nada de graciosos—¡tú eras el de arriba! Jajaja eso…es imposible, no…jajaja, arriba con este cuerpo y cara jajaja

 

— ¡no encuentro la gracia! —dije sobando mi adolorido cuello—jajaja, pero tu…tu no pareces de a los que les gusta dar, más bien…—dijo Ari empujándome otra vez al suelo, susurrando suavemente en mi oído—pareces de los que les gusta recibir, ese culito fino y adorable verga, no están hechos para dar…—dijo poniéndome extrañamente caliente, pero esto no duro mucho pues era increíblemente asqueroso que me hubiera excitado conmigo mismo.

 

—¡basta quítate de encima pervertido, como pudiste ver mi desprotegido cuerpo, bastardo degenerado! —empujándolo lejos critique, cuando un zasca nivel dios me rompió—que hay de malo, tu viste el mío también, no te hagas el inocente conmigo, se que fue irresistible para ti, soy muy sexi después todo—alardeo con arrogancia, dejándome pálido, porque para mí desgracia era cierto, el cómo lo sabía, era algo que a estas alturas no comprendía, ¡leía la mente definitivamente!, simplemente era un idiota, quedándome de piedra me tire en el asfalto esperando que algún auto móvil, me librara de tanta humillación.

 

—por favor no dejes que eso te afecte, no es la gran cosa, se que estoy bueno, no hay porque sentirse culpable.

 

—¡maldita sea, cállate, me estas avergonzando! —reproche, Ari con una sonrisa me tomo de los brazos y me levanto del suelo.—deja de estar deprimido y mejor investiguemos lo que nos sucedió—dijo, pero yo más o menos sabía que había pasado, simplemente no quería decírselo, porque eso sería refirmar una culpa que no era mía, cuando todo era causa del estúpido lago de los deseos, todo por una tonta superstición—podríamos empezar por ir al lago crisálida—sugirió, asustándome— ¿Por qué, que tiene que ver ese lugar, con nuestro problema?.

—crees, que soy tonto, te vi ayer en el festival, supongo que fue en ese instante que pediste el deseo culpable que nos metió en este lio.

 

—¡Tú!, ¿Cómo aves eso?, espera acaso me estas… ¿acosando? Como sabes tanto de mi—cuestione.

 

—¿acosándote, yo? Para nada, solo te vi ahí por casualidad…

 

—sí, claro, pasabas por casualidad, fingiré que te creo, a lo mejor no será que tú también arrojaste una llave e intentas echarme toda la culpa a mi…—dije mirando cómo se sonrojaba. —¡eso no te importa! —dijo dándome la espalda—mejor en vez de hablar tonterías, porque no vamos al lago tal vez si recuperamos tu llave esto se revierta—expreso sin mirarme a los ojos y mis dudas con respecto a su actitud aumentaron, ¿Qué era lo que ocultaba?  

Comentarios